Este texto corresponde al mónologo de un capítulo de "The Big C" que, sin duda, recoge la filosofía de la magnífica iniciativa 'Mírame, diferénciate'. Esta iniciativa nace de un grupo de profesionales, enfermeras, médicos, fisioterapeutas, economistas, pediatras, periodistas e informáticos, convencidos de que la calidad asistencial puede mejorar con pequeños gestos, como mirar a los ojos de las personas que atienden.
Los profesionales de la salud pueden ser más útiles para los pacientes si empatizan con ellos en vez de desprenderse de sus emociones. Aprender a empatizar es tan importante para cualquier profesional de la salud como aprender técnicas, procedimientos o protocolos. Y aún más importante es para el paciente, cuando existe una evidencia creciente que la empatia y la interacción emocional con los pacientes son factores claves para su curación.
Es pues necesario proponer un cambio de paradigma para pasar del distanciamiento y la objetividad diagnóstica al compromiso emocional con los pacientes. Sin duda, este es el gran reto para los profesionales de la salud que aprecien el lado humano de su profesión tanto como el aspecto técnico. El reto de dotarse de herramientas emocionales que les permitan empatizar con el paciente y practicar el desapego bien entendido. El desapego no es tratar a las personas de una forma fría y aséptica para no sentirnos unidos a ellos emocionalmente, es todo lo contrario. El desapego es aprender a dar en mayúsculas siendo amable y respetuoso con los demás, pero sabiendo que las personas entran y salen de nuestra vida y que si ha de ser así , no podremos hacer nada para evitarlo.
La eficacia médica no puede limitarse a confiar en la experiencia técnica, sino también en la comunicación interpersonal entre el paciente y el profesional sanitario. El profesional sanitario ha de observar y resonar con el paciente, ha de empatizar con sus estados emocionales para mejorar su comprensión del paciente, entender su perspectiva y con ello mejorar también su orientación diagnóstica. Tiene demasiadas ventajas hacerlo.
"Parece preciso, entonces, intentar buscar un equilibrio perdido y que sea capaz de integrar las dimensiones técnicas y humanas como inseparables. A eso se refiere Pablo González cuando desde una reivindicación del humanismo como fuente de conocimiento, como una herramienta en el ejercicio de la medicina, nos insiste en la necesidad de entender que no se trata de incorporar una actitud simplemente añadida, sino de comprender que realmente es desde lo humano que podemos acercarnos al hombre enfermo y vulnerable" (González Blasco, P. Un nuevo humanismo médico: la armonía de los cuidados. Rev. Atención Primaria, 2006; 38(4): 225-9. // Diciembre de 2011. Grupo de Evidencia Científica. http://diferenciate.org)